Osteocondrosis mamaria

La osteocondrosis torácica es una patología crónica en la que las vértebras óseas y los discos intervertebrales entre ellas sufren cambios degenerativos. Debido a la baja movilidad y a la buena protección de la estructura costal, las lesiones destructivas en esta zona son bastante raras. La osteocondrosis de la columna torácica pasa desapercibida, progresa de forma lenta pero persistente y también se caracteriza por una serie de síntomas específicos que se disfrazan de enfermedades de los órganos internos. En este contexto, es muy importante buscar ayuda médica ante los primeros signos leves de problemas de espalda. El tratamiento oportuno ayuda a prevenir complicaciones graves.

Ante los primeros signos de osteocondrosis torácica, debe consultar a un neurólogo.

Causas y factores provocadores.

Los procesos degenerativos-distróficos en los segmentos espinales torácicos ocurren en el contexto de trastornos endógenos y bajo influencias externas negativas. Su desarrollo suele ser provocado por los siguientes factores:

  • predisposición hereditaria, la presencia de un determinado conjunto de genes defectuosos;
  • esfuerzo físico excesivo, especialmente levantar y transportar diversos objetos pesados;
  • un estilo de vida sedentario que provoca congestión en los cuerpos vertebrales y los discos intervertebrales;
  • anomalías estructurales congénitas o adquiridas, por ejemplo vértebras accesorias, lordosis, cifosis;
  • Lesiones de espalda y/o pecho: fracturas, compresión sostenida;
  • pie plano, pie zambo;
  • Trastornos circulatorios en todas las áreas, no sólo en la columna torácica;
  • hipotermia frecuente;
  • obesidad;
  • patologías endocrinas, trastornos metabólicos como diabetes, gota, hipotiroidismo, hipertiroidismo;
  • enfermedades sistémicas: artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico, esclerodermia;
  • Espondiloartritis anquilosante.

La fuerza y la movilidad de toda la columna depende directamente del estado de sus secciones individuales. La enfermedad puede ser el resultado de una osteocondrosis lumbar o cervical grave y no tratada.

El tabaquismo, la adicción al alcohol y las intoxicaciones, incluidos los riesgos laborales, favorecen la destrucción de las articulaciones intervertebrales, cuyos discos intervertebrales están compuestos principalmente de cartílago. La osteocondrosis torácica se diagnostica con más frecuencia en personas mayores que en personas jóvenes y de mediana edad. Esto se debe al envejecimiento natural del organismo, una ralentización de los procesos de recuperación y la presencia de una o más patologías somáticas.

La osteocondrosis de la columna torácica se diagnostica con mayor frecuencia en personas mayores

Síntomas y signos de la enfermedad.

El síntoma principal del proceso degenerativo es el dolor. A diferencia de la osteocondrosis cervical y lumbar, muy raramente es aguda, ardiente y punzante. Los pacientes suelen describir los síntomas como sordos, dolorosos u opresivos. El síndrome de dolor puede empeorar al agacharse/girar el cuerpo, con movimientos bruscos desagradables, con ataques de tos o con cambios de temperatura. Se descubre que la radiación se irradia más allá del área afectada. La osteocondrosis de la columna torácica también se manifiesta de la siguiente manera:

  • rigidez, sensación de opresión;
  • clics específicos, abdominales al cambiar la posición del cuerpo;
  • Pérdida de sensibilidad, paresia en forma de "sensación de piel de gallina", ardor, entumecimiento;
  • calambres musculares que restringen aún más la libertad de movimiento;
  • Adoptar una posición forzada en la que las molestias no se presenten o sean leves;
  • cambios patológicos en la postura, en etapas posteriores: marcha;
  • una ligera disminución del crecimiento resultante de la destrucción de las articulaciones intervertebrales y la convergencia de los cuerpos vertebrales.

Debido a la tensión constante de los músculos de la espalda, también se producen espasmos en el cuello y los músculos lumbares, que se manifiestan por dolor en estas partes.

El cuadro clínico de la osteocondrosis torácica es una combinación de síndromes de dolor. El hecho es que los segmentos afectados se encuentran en una zona de inervación común con muchos órganos internos. Si un disco desplazado ha pellizcado una raíz nerviosa cerca de la columna, se siente dolor en ellos, simulando patologías comunes:

  • el dolor cardíaco intenso se parece a la angina e incluso al infarto de miocardio;
  • El dolor en las glándulas mamarias se convierte en motivo de diagnóstico diferencial urgente para excluir procesos tumorales;
  • El dolor constante o periódico en el hipocondrio derecho, el estómago o los intestinos es similar al característico de la gastritis, la colecistitis y las lesiones ulcerosas.

A medida que empeora la osteocondrosis, puede producirse dolor en la zona lumbar o en el abdomen. Los pacientes confunden el malestar con signos de enfermedad renal o enfermedad ginecológica. Contactan con especialistas especializados que, tras el examen, derivan al paciente a un neurólogo o médico vertebral.

Clasificación, tipos principales.

La clasificación habitual de la osteocondrosis de la columna torácica se basa en el tipo de síndrome de dolor. Hay dos tipos:

  • Dorsago: dolor agudo y agudo en el esternón que se produce principalmente al permanecer mucho tiempo en una misma posición del cuerpo y que a menudo se complica con una sensación de falta de aire al inhalar;
  • Dorsalgia en forma de sensaciones dolorosas leves en la espalda que ocurren regularmente y desaparecen después del descanso.

Esta división de la patología en grupos permite al médico decidir rápidamente la elección del analgésico.

Desarrollo gradual de la osteocondrosis torácica.

En su desarrollo, la osteocondrosis de la columna torácica pasa por cuatro etapas. Cada uno tiene sus propios síntomas y marcadores radiológicos. Cuanto más pronunciada es la deformación de los discos intervertebrales y las vértebras, mayor es el dolor, la rigidez del movimiento y la parestesia. El estadio de la enfermedad determina las tácticas terapéuticas.

Etapa I

No se pueden ver cambios en la radiografía. Sin embargo, el disco intervertebral ya no almacena bien la humedad, sin la cual no es posible una recuperación oportuna. Poco a poco comienza a adelgazarse, pierde fuerza y elasticidad. Sólo en casos aislados puede haber ligeras molestias en la zona del pecho. Una persona lo percibe como fatiga muscular y no consulta a un médico. Por lo tanto, la enfermedad en esta etapa suele ser un hallazgo incidental durante el examen por otro motivo.

Etapa II

La estructura del anillo fibroso se vuelve suelta y fibrosa. Cuando el núcleo pulposo sobresale en esta dirección, se agranda el desgarro del disco intervertebral. La distancia entre las vértebras adyacentes disminuye a medida que disminuye la altura del disco intervertebral, lo que es claramente visible en las imágenes de rayos X. Para equilibrar la distribución de la carga, el tejido muscular está constantemente tenso. La rigidez aumenta, la intensidad del dolor sigue siendo moderada.

Etapa III

El anillo fibroso se desgarra, comprimiendo el núcleo pulposo más allá de sus límites. Se produce una hernia de disco que causa síntomas graves y complicaciones graves. Se produce una deformación significativa de los cuerpos vertebrales y la formación de osteofitos individuales (crecimientos óseos compensatorios). El síndrome de dolor se vuelve constante, los movimientos en la espalda se limitan significativamente.

etapa IV

En esta etapa, el diagnóstico de osteocondrosis torácica no es difícil. Ha crecido tejido conectivo y se han formado varios osteofitos. Las vértebras adyacentes en el segmento están bloqueadas, total o parcialmente inmovilizadas. Las raíces nerviosas a menudo quedan pellizcadas debido a la inflamación inflamatoria, el crecimiento óseo y los espasmos musculares. Esto se manifiesta por un dolor punzante y ardiente. El paciente afronta mal las tareas del hogar y tiene dificultades para moverse.

Complicaciones

Es peligroso el desarrollo de mielopatía discogénica, una enfermedad distrófica de la médula espinal debida principalmente a la compresión de una hernia de disco. Vale la pena señalar que esta complicación es rara en la osteocondrosis de la columna torácica. Sin embargo, en la práctica clínica se han observado casos de localización de mielopatía discogénica en uno de los segmentos inferiores. Debido a un déficit neurológico que aumenta gradualmente, la fuerza muscular disminuye y los reflejos tendinosos cambian. Se forman áreas isquémicas y las células nerviosas mueren (infarto de la médula espinal). Se caracteriza por trastornos del movimiento, pérdida de sensibilidad y trastornos tróficos.

Medidas de diagnóstico

En la primera consulta, el médico escucha las quejas del paciente, lo examina, evalúa su grado de sensibilidad, controla los reflejos tendinosos, examina el historial médico y la historia de lesiones de la columna. Su diagnóstico se confirma mediante estudios instrumentales y de laboratorio:

  • Radiografía en dos proyecciones, según las indicaciones: una imagen específica de un segmento específico;
  • imagen de resonancia magnética;
  • potenciales evocados;
  • electroneurografía;
  • electromiografía;
  • Análisis clínicos generales de sangre y orina.

Para descubrir la causa de ciertos síntomas y excluir enfermedades somáticas con manifestaciones clínicas similares, se puede prescribir electrocardiografía, examen ultrasónico de estructuras cardíacas y electroencefalografía.

Un examen y control de los reflejos ayudarán al médico a diagnosticar osteocondrosis torácica.

Métodos de tratamiento para la osteocondrosis torácica.

La terapia es integral y tiene como objetivo eliminar los síntomas y prevenir la propagación del proceso patológico a otros segmentos de la columna. En la etapa aguda, el dolor ardiente e insoportable se elimina inyectando medicamentos, incluso directamente en el área afectada. El uso de glucocorticosteroides generalmente se practica en combinación con anestésicos (bloqueadores farmacológicos). En otros casos, la terapia con medicamentos consiste en tomar comprimidos, cápsulas, ungüentos y bálsamos. El uso de medicamentos de los siguientes grupos ha demostrado ser exitoso:

  • relajantes musculares para aliviar los espasmos musculares;
  • medicamentos antiinflamatorios no esteroides con un efecto analgésico pronunciado;
  • antiespasmódicos para nervios pinzados;
  • preparaciones para mejorar la circulación sanguínea;
  • Preparados con vitamina B6, que mejoran la transmisión de los impulsos nerviosos y activan la regeneración.

Si se ha formado el síndrome radicular y han surgido otras complicaciones, la persona vive constantemente con el temor de volver a experimentar un dolor insoportable, lo que puede provocar trastornos psicológicos. La prescripción de sedantes y antidepresivos puede prevenir estos acontecimientos. En el tratamiento de la osteocondrosis de la columna torácica, además de los medicamentos, se utilizan los siguientes métodos:

  • masajes terapéuticos, incluidos vacío y acupuntura;
  • procedimientos fisioterapéuticos: electroforesis/ultrafonoforesis, terapia de campo magnético, corrientes pulsadas, terapia UHF, aplicaciones con ozoquerita o parafina, acupuntura, hirudoterapia;
  • fisioterapia y gimnasia;
  • Tracción espinal.

En casos de daño importante del disco y mielopatía, el tratamiento quirúrgico siempre se prescribe de inmediato. Se elimina la protuberancia de la hernia, se realiza una microdiscectomía, valorización por punción o reconstrucción con láser del disco intervertebral, se inserta un implante o se estabiliza el segmento espinal.

Prevención de la osteocondrosis torácica.

El objetivo principal de la prevención primaria de la osteocondrosis torácica es eliminar los factores que pueden provocar adelgazamiento y agrietamiento del disco intervertebral. Lo que recomiendan los médicos:

  • Evite la tensión excesiva en su espalda.
  • tratar rápidamente todas las enfermedades: infecciosas, endocrinas, inflamatorias;
  • En caso de lesiones de espalda, aunque parezcan menores a primera vista, busque atención médica de inmediato;
  • abstenerse de consumir alcohol y fumar o al menos limitarlos;
  • complemente su dieta con pescado graso, verduras frescas, frutas y productos lácteos;
  • evitar la hipotermia;
  • Haga fisioterapia durante al menos 15 minutos todos los días.

Estas medidas preventivas son eficaces para enfermedades de la columna torácica, cervical o lumbar que ya han sido diagnosticadas. Con su ayuda se pueden prevenir las exacerbaciones y la progresión del proceso degenerativo-distrófico.

Si tiene signos de osteocondrosis de la columna torácica y desea deshacerse de ellos, comuníquese con la clínica para recibir un tratamiento integral y competente.

pregunta respuesta

¿Cuál es la diferencia entre neuralgia intercostal y osteocondrosis torácica?

De hecho, la neuralgia intercostal es una lesión de los nervios intercostales que puede complicar el curso de la osteocondrosis. Hay dos diferencias principales entre estos procesos patológicos. La neuralgia se caracteriza por un dolor paroxístico punzante o ardiente, que también aumenta al inhalar. La osteocondrosis torácica sin lesión de las terminaciones nerviosas sensibles se manifiesta por un dolor sordo y distante.

Y la segunda diferencia es el pronóstico. Una vez eliminada la causa de la neuralgia intercostal, desaparece sin dejar rastro. La osteocondrosis responde bien al tratamiento sólo en las etapas iniciales de desarrollo.